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Germán Téllez Arquitecto, fotógrafo, historiador |
Severa presencia estética Por Alberto Saldarriaga Roa
El arquitecto, historiador, profesor,
restaurador y fotógrafo, recibió premio de Vida y Obra del Ministerio de
Cultura; en la Bienal de Arquitectura fue premiada su obra sobre Rogelio
Salmona Para entender el papel que ha desempeñado Germán Téllez
Castañeda en la construcción de un discurso histórico sobre la arquitectura
colombiana es posible preguntar: ¿sería hoy ese campo de conocimiento
lo mismo sin su aporte? ¿Habría avanzado igual?
¿Se habría retrasado? Las respuestas son muy claras. Sin su presencia, la
historia de la arquitectura colombiana no sería hoy lo
mismo, no hubiera avanzado de igual manera en muchos aspectos o,
eventualmente, no habría avanzado. Germán Téllez inició casi simultáneamente su trabajo en la
investigación histórica, el inventario del patrimonio inmueble y la
fotografía de arquitectura hacia 1960 y durante varios años tuvo como centro
de actividades el Instituto de Investigaciones Estéticas
de la Universidad de Los Andes, del cual fue fundador y director. Ese momento puede señalarse como el del `descubrimiento
metodológico de la investigación patrimonial en Colombia. La relación de
interacción entre el trabajo de campo y el documental, llevado a cabo
también en otros centros académicos, por ejemplo en las Universidades
Nacional y Javeriana de Bogotá, dieron el soporte a los primeros ensayos
históricos, al comienzo centrados en la arquitectura colonial y expandidos
posteriormente a los períodos republicano y moderno. No había entonces
antecedentes definidos, apenas algunos intentos
`académicos esporádicos. El impulso a los estudios históricos llegó un poco más
adelante, con ese impresionante movimiento denominado la `Nueva Historia de
Colombia, liderado por Jaime Jaramillo Uribe y apoyado por el Instituto
Colombiano de Cultura, al que se deben los tres tomos del Manual de Historia
de Colombia. Germán Téllez publicó, en los tomos II y III del Manual, dos
grandes ensayos históricos sobre la arquitectura del período republicano y
sobre la arquitectura del siglo XX, respectivamente. En las dos síntesis se propusieron unas categorías temáticas
y unos criterios de interpretación que después serían afirmados por unos y
refutados por otros, como debe suceder en el desarrollo de un campo de
conocimiento. En su momento, muchos temas eran inéditos y la información
circulante era escasa. Lograr esas primeras síntesis fue un trabajo
arriesgado y fructífero. Entre 1970 y 1980 la actividad de la restauración del
patrimonio inmueble adquirió, en Colombia, un sentido profesional más
riguroso del que traía del pasado. Para un arquitecto a historiador como
Germán Téllez, el paso de la historia a la
intervención directa en las edificaciones fue inmediato y necesario. Sus obras de restauración abarcan desde la arquitectura
doméstica de los períodos colonial y republicano hasta claustros conventuales,
iglesias coloniales y edificaciones militares. En muchos sentidos, Téllez ha
dado pautas orientadoras y en ocasiones polémicas a la actividad
restauradora, la que hoy en día goza de prestigio y es reconocida como uno
de los campos más importantes de trabajo de los arquitectos profesionales. La fotografía de arquitectura había sido un instrumento útil
empleado principalmente con fines divulgativos. En manos de Germán Téllez ha
sido un instrumento invaluable de investigación y, además, le ha añadido un
valor más allá del registro técnico correcto para
proyectarla como una labor artística. Al iniciarse en este trabajo, también hacia 1960, eran pocos
los fotógrafos dedicados al tema de la arquitectura, Paul Beer el principal
de ellos. Al igual que en los dos campos previamente mencionados Téllez, con
su amplio dominio de la técnica y su ojo prácticamente infalible, profesionalizó
esta dimensión de la fotografía. En los dos tomos del libro Critica a imagen se
puede apreciar su propia selección de imágenes en blanco y negro acompañadas
por textos de diversa extensión, en los que hace gala de su agudo sentido de
la crítica. En este último campo, Germán Téllez ha ejercido una
importante influencia en el medio profesional de la arquitectura colombiana. Téllez ha sido particularmente severo con la arquitectura
del momento en que escribe, la que disecciona con un afilado cuchillo para
encontrar sus aportes y sus desaciertos, en
escritos de impecable factura. Su lenguaje, riguroso en el empleo de los
términos; se matiza con la narración de las experiencias vividas, con su
sentido del humor y con los apuntes punzantes sobre aquello que le molesta o
disgusta. Su vehemencia es antológica. Al enorme interés de todo lo
anterior es posible todavía añadir algo más: la actividad docente de Germán
Téllez, la que se ha llevado a cabo en distintos escenarios académicos en
los que ha formado y sigue forman do generaciones de profesionales a las que
transmite sus vastos conocimientos del mundo de la
ciudad y de la arquitectura. Su nombre está permanentemente asociado a la evolución de la
Facultad de Arquitectura de Los Andes, en la que trabajó durante varios
años. El conocimiento directo de muchos de los lugares que incluye en los
contenidos de sus clases y conferencias y el apoyo de sus excelentes
imágenes, amén del conocimiento profundo de la materia histórica, hacen de
sus cursos algo difícil de igualar. Hay muchos modos de acceder a las obras de Germán Téllez. Es
posible, por ejemplo, visitar la iglesia de San Agustín de Bogotá, apreciar
la cúpula de la iglesia de San Ignacio con sus colores recuperados o
recorrer el Museo del siglo XIX, cuya restauración ha estado a su cargo. Es también posible consultar sus innumerables trabajos
publicados entre 1970 y hoy, los que en conjunto configuran una historia de
la arquitectura colombiana desde la época de la Conquista española hasta
nuestros días y también una mirada crítica a los acontecimientos del
presente. Ese acercamiento, para los ciudadanos y para quienes
estudian y practican la arquitectura, es gratificante a indispensable. Tomado del
Suplemento de El Tiempo, 25 de noviembre de 2006 |
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Premiado por su pasión: escribir Aunque Germán Téllez señale tres años como el período que le tomó producir el libro Rogelio Salmona Obra completa 1959/2005 podría decirse, en estricto sentido, que pasó casi media vida "cocinándolo". Ya en 1991, había escrito Rogelio Salmona Arquitectura y Poética del lugar para la colección SomoSur de Escala, la misma casa editorial que le hizo este nuevo encargo. Una ampliación de la misma le supuso sumergirse de nuevo en la obra de Salmona para mirar lo ocurrido en los últimos años de su ejercicio profesional y al hacerlo, enfrentarse nuevamente a una tarea por demás compleja, dada la proximidad generacional a histórica que dificulta el análisis en frío de la obra. Pero quien espera un análisis historicista de (...) Germán Téllez, basta con su agudeza crítica, que mira en conjunto la obra de su colega pero también amigo, Rogelio. Pocas veces se dan condiciones tan excepcionales entre el objeto de estudio y el autor. De Salmona ha sido "admirador, detractor, amigo, opositor ideológico y colaborador profesional". Han compartido la vida desde niños, -ambos se formaron en el Liceo Francés de Bogotá-, estudiaron la misma carrera y se han desempeñado en la misma profesión, prolíficamente pero, eso sí, desde distintas orillas. Esto hace que para el lector sea muy interesante la edición Rogelio Salmona Obra completa 1959/2005, pues allí no solo hay conocimiento y rigor; también hay pasión. ¿No genera cierta dificultad estar tan cerca del objeto de estudio? Germán Téllez: En cierta forma sí. Yo miré su obra como a mí me parecía que debía mirarla. Los diálogos con Salmona son siempre muy fluidos. Entiendo bien todas sus posturas aunque no comparta muchas de ellas. A veces no hay ni que decir las cosas ente los dos porque se sabe que han sido pensadas. ¿Dentro de la amplia bibliografia sobre Salmona, cuál cree que será el mayor aporte de su libro? GT. No partí de ninguna posición previa como sí lo han hecho otros estudios. Solo conté lo que pienso de su obra, lo que ha significado el maestro en mi vida y en mi profesión. Solo dejé que fluyeran mis impresiones. ¿Cómo fue su proceso de ejecución?GT Me tomó tres años hacerlo pero podría decirse que el libro es el producto de un proceso que en realidad me ha tomado casi media vida. ¿Con qué lenguaje se siente más cómodo, con el de las letras, el de la imagen o la arquitectura? GT: Soy un escritor. Esa es mi profesión. Escribo con estilógrafo, con computador, con la cámara...todo es una misma actividad. Tomado de HABITAR - XX BIENAL COLOMBIANA DE ARQUITECTURA, Casa Editorial El Tiempo, 1 de noviembre de 2006
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