Cuando Diana Neira sale a la calle, pocas personas reconocen
ese rostro alegre y vivaz, pues en la pantalla chica la ven llorando en
forma permanente, con la nariz roja y la mirada triste.
Dice que llora de lunes a viernes y que de 20 escenas que
hace en el día, en ocho debe derramar lágrimas. Esta joven actriz ha dejado
impresionado a más de un televidente con su facilidad para llorar de verdad
y conmover hasta los huesos. ¿Cómo lo hace? Responde simplemente que ahora
se siente mejor actriz.
Diana lleva apenas cinco años en televisión. Comenzó en
Padres a hijos, donde también tuvo que llorar; le siguieron
La tormenta, en la cual de nuevo las lágrimas por poco la ahogan,
pues interpretaba a una prostituta con un terrible drama: en medio de su
difícil vida, le llega la ilusión de un embarazo que luego se malogra.
Ahora está en la piel de un personaje con el que ella se
siente muy cómoda. "Ingrid es muy importante para mí. Es de los personajes
que más me han llegado al alma, porque es sufrida pero no boba, ingenua pero
no estúpida. Y en medio de todo, es alegre, cariñosa, superfamiliar y muy
sincera, porque expresa sus sentimientos.
Tomado de la Revista TV y Novelas No.496,
3 de noviembre de 2007 |