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Bogotá, junio |
2008 Los días 10, 11 y 12 de noviembre del año 2007, realizamos nuestra primera CONVENCION NACIONAL DE TATUADORES, que resulto ser un éxito debido al elevado numero de asistentes (mas de 3.000), y mas aun, por contar con expositores provenientes de otros países. Por esa razón, pensamos que era necesario repetir esta experiencia porque el arte del TATUAJE va en ascenso en nuestro país y debemos mostrar de nuevo que nuestra practica es segura y que con el paso del tiempo, el nivel de nuestros artistas esta a la vanguardia de los mejores exponentes a nivel mundial. Por esta razón, a la segunda edición de este gran evento que se llevó a cabo el 16, 17 y 18 del año 2008 se le dio la denominación de internacional, que además de contar no solo con expositores extranjeros, contó con una organización totalmente mejorada en todos los sentidos tal como lo exige un encuentro de este tipo. Cada año tendremos disponibles mas sesenta (60) stands para las personas interesadas en exponer su arte o vender sus productos durante los tres días que durara el evento, también contaremos con una logística muy bien organizada. Zona de comidas. Todos los artículos como equipos y mercancía podrán ser almacenados en el lugar del evento, a que cuenta con un sistema de seguridad excelente. Tendremos música en vivo, freak show y fiesta de clausura. Premiación de las diferentes categorías del tatuaje, que serán evaluadas por profesionales del arte y la composición. Todo esto con horarios previamente establecidos que aparecerán publicados en la Programación de la Convención
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2011: 100 artistas del tatuaje en Bogota En Corferias se realiza la V Convención de Tatuadores que, esta vez, rescata los orígenes indígenas de esta práctica Su cuerpo tatuado y perforado, los implantes evidentes en su frente y esa sonrisa que muestra varios colmillos afilados, hacen parte de ias transformaciones corporales de Mary José Cristerna, mejor conocida como La mujer vampiro, un personaje que se ganó ese apodo sin chupar sangre ni participar en ritos ocultos, la misma que se inmortalizó con su participación en el programa Tabú de NatGeo. La mexicana es una de las invitadas especiales de la V Convención Internacional de Tatuadores que se realizará del 4 al 6 de junio en el pabellón 8 de Corferias, en Bogotá. Junto a ella estarán más de de 100 artistas profesionales del dibujo sobre la piel, provenientes de diferentes países, entre los que se destacan los estadounidenses Bob Tyrrel, Twin Sparks y Carlos Torres, quienes han sido galardonados en diversas convenciones de este arte celebradas en otros lugares del mundo. Indígenas también El evento reunirá a los fanáticos de las expansiones y de la suspensión (elevar el cuerpo por medio de ganchos colocados a través de la piel) pero, por primera vez, se centrará en la identidad prehispánica, para rescatar el tatuaje como práctica cultural importante en la antigüedad. Se reunirán diversos representantes de comunidades indígenas nacionales e internacionales -como los tatuadores nativos de la Isla de Samoa, en el Pacífico Sur- quienes realizarán muestras de danza, canto y pintura corporal. "Queremos que la gente reconozca al tatuaje como una manera de decorarse el cuerpo y además, de crear un espacio de reflexión en donde el tatuador es un artista que también debe ser un experto dibujante y conocedor de aspectos indispensables como el manejo de la luz", dice Alejandro Páez Cardona, de Acid Ink, organizador de este evento. Esta vez, se espera que cerca de 6 mil personas disfruten de de la muestra de piezas indígenas de orfebrería y cerámica y de la exhibición fotográfica del mexicano Edgar Hoill. También habrá un área de deportes extremos (skate-boarding y parkour). Por supuesto, tendrá la opción de que cualquiera de estos artistas le haga un tatuaje. Tomado del periódico El Tiempo, 29 de mayo de 2011
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2011 A flor de piel Alejandro Páez (33 años) quería ser piloto, pero no pasó los exámenes físicos. También pensó en convertirse en historiador o biólogo, pero en una familia de ancestros militares y trabajos tradicionales no le dieron mucho apoyo, y entre unas y otras terminó conociendo a un músico de metal con inquietudes artísticas que le cambió la vida.
Esa es una de las frases que más repiten todos los que tienen que ver con este arte, aunque realmente no es fácil definir las características de este estilo. Los tatuajes no tienen distinción de edad, sexo, condición económica o educativa. "Yo he tatuado desde peladitos de colegio hasta médicos y abogados", asegura Andrés Niño (29), un artista empírico que cuando estaba en noveno grado en el colegio se hizo su primer tatuaje, y desde entonces no ha parado. "Es como una adicción, te haces uno que te gusta y quieres acompañarlo con otro. Si yo pudiera quitarme todos los tatuajes lo haría, sólo para tatuarme otra vez". Cuando Alejandro y Andrés comenzaron a tatuarse, en Colombia grabarse la piel no era una costumbre tan extendida como ahora. Es más, el primero reconoce que tuvo la suerte de que un familiar que residía en el exterior le enviara el instrumental necesario para comenzar con su práctica. Sin embargo, lo normal era que se comenzara como Miguel Ángel Bautista (34). Él, con algunos amigos del barrio, adaptó el motor de un carro de juguete, un portaminas y agujas de coser, como su primera máquina de tatuar. De lo que utilizaban para imprimir la piel, en lugar de los pigmentos naturales que se utilizan hoy, mejor ni hablar. Ahora todos reconocen que la práctica se ha profesionalizado y refinado. Los tatuadores profesionales (que cada vez son más) trabajan con máquinas importadas y pigmentos antialérgicos, cumplen con todas las normas de bioseguridad y cuentan con la vigilancia permanente de la Secretaría de Salud. "No reutilizamos las agujas, eso es un mito", enfatiza Miguel Ángel, propietario de un estudio de tatuaje en el sector de Chapinero, en el centro oriente de Bogotá. Lo que no es un mito es que lentamente se ha ido diluyendo el estigma que pesaba sobre el tatuaje y sus practicantes. "La gente nos miraba y se hacía la idea de que éramos ladrones, satánicos o drogadictos", asegura Andrés Niño. Eso no ha desaparecido, pero cada vez son más quienes reconocen en este una práctica que requiere de mucho trabajo (Niño acaba de terminar un tatuaje en el que invirtió 40 horas) e indudables habilidades artísticas. "Hay personas que creen que lo único que tienen que hacer es coger una plantilla y copiar el dibujo -se lamenta Alejandro-, Pero uno no puede copiar la forma como se aplican las sombras, o como se mezcla o se degrada un color, la limpieza para aplicar la tinta. Es un arte muy complejo". Complejo y, por lo menos para sus practicantes, muy estimulante. "A mí me gusta la pintura en general -explica Miguel Ángel Bautista-, pero hacerla en la piel es algo único, es como tener un lienzo moviéndose por todas partes mostrando tu obra". Vida en colores Según los tatuadores entrevistados para esta nota, el desarrollo del tatuaje nacional en los últimos cinco años ha sido notable, así cómo su expansión. Cada día se abren nuevos estudios y es cada vez menos extraño ver personas caminando por la calle con los colores de la vida en su piel. ¿Se anima a que le hagan uno? Tomado de la Revista Gente, junio de 2011 |
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2012 La Convención Internacional de Tatuadores llega este año a su
sexta versión, con un homenaje a los mitos y leyendas de Colombia.
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